PSICOMOTRICIDAD
Hay tantas definiciones de psicomotricidad como formas de aproximarse a ella. Aquí te ofrezco una explicación esencial de qué es la psicomotricidad y para qué nos sirve.
El niño desde el momento en que nace, e incluso antes, crece interactuando con su ambiente. LE LLEGA INFORMACIÓN A TRAVÉS DE SUS SENTIDOS, que activa su sistema neurológico, y da una respuesta o comportamiento, según su nivel y edad de desarrollo neurológico. ¿Y por qué se aborda desde la psicomotricidad? Porque cada RESPUESTA-COMPORTAMIENTO TIENE SIEMPRE UN MOVIMIENTO IMPLICADO.
Los mismos movimientos o comportamientos que observamos en nuestros niños, y que nos permiten decir o pensar que “está creciendo bien”, son los movimientos valorados por el psicomotricista para determinar su nivel de desarrollo psicomotriz. Nos preguntamos: ¿mantiene la cabeza erguida?, ¿gatea?, ¿abre las manos?, ¿mastica bien?, ¿pronuncia bien?, ¿sabe cortar con las tijeras?, ¿se cae frecuentemente cuando corre o corre armónicamente?, ¿consigue lanzar lejos una piedra?, ¿coge bien el lápiz?, etc.
Y este movimiento-comportamiento ¿qué nos está diciendo? Pongamos por ejemplo, que un niño de 9 meses empieza a tirar mil y una vez objetos al suelo mirando como caen. Esto nos dice que está desarrollando la visión en tres dimensiones. Mientras que un bebé se meta las manos en la boca durante el tercer mes de vida, nos dice que está identificando la diferencia entre los lados y el centro del cuerpo, lo que contribuirá al desarrollo de la famosa LATERALIDAD, que se completará a los 6 años aproximadamente.
Esta progresión de movientos-comportamientos son imprescindibles para su desarrollo neurológico. Es decir, la relación constante entre lo que hace y lo que siente es lo que permite a su cerebro de establecer las conexiones necesarias para que pueda crecer a todos los niveles: intelectual, cognitivo, motriz, sensorial y emocional. De ahí el nombre PSICO-MOTRICIDAD, que comprende al ser humano como un sistema que interactúa constantemente con el mundo y crece desde esa relación recíproca.
¿Pueden los padres participar en esta progresión? Claro que sí; más que estimulando, DANDO LA OPORTUNIDAD al niño de moverse libremente y con seguridad. Por ejemplo, jugando tanto tiempo como sea posible con el bebé boca abajo durante el tiempo que esté despierto; o permitiendo que se ponga de pie él solo, cuando esté preparado, evitando los taca-taca o andadores; o, desde que pueda caminar, ir al cole caminando o aparcar lejos para caminar 10 minutos antes de entrar o al salir.
¿Y si esta progresión no se está desarrollando como debiera? En ocasiones, es posible observar algún comportamiento de los niños que “no parece adecuado” para su edad, así como algún movimiento que no hace nunca o que hace siempre. El psicomotricista puede evaluar este comportamiento-movimiento y, si fuera necesario, preparar una progresión de ejercicios y estimulaciones sensoriales para ayudar al niño a superar o mejorar sus dificultades. Pero lo explicamos mejor con un caso real de una niña que aquí llamaremos Mónica:
Mónica es una niña de 2 años que llegó a nuestra consulta hace 2 meses ¿Por qué la trajeron los padres? Es la segunda hija y habían observado dos anomalías respecto a la primera hija: se caía muy frecuentemente cuando intentaba correr y decía muy pocas palabras, además de no decirlas bien.
En la primera evaluación osteopática y psicomotora de Mónica, observamos principalmente que:
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Las caderas tienen una clara limitación del movimiento y no pueden hacer la rotación externa por lo que los pies miran siempre hacia dentro, probablemente relacionado con un problema intestinal (de hecho los padres nos cuentan que tiene muchas dificultades en ir al baño por estreñimiento).
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Además observamos una serie de disfunciones craneo-sacrales y un hipotono de la musculatura de la cara y labios (los familiares dicen siempre que Mónica tiene carita de perrito triste; cachetes caídos y boca abierta, cuando está distraída o durmiendo).